Cuentan desde dentro que Pérez se mostró más que molesto por la agresividad mostrada por el socio/aficionado hacia su persona que por el resultado. El mandatario, aseguran, se desvive por el Madrid: cada movimiento/cambio ha sido ejecutado buscando lo mejor para un entidad compleja, complicada que solo desde dentro puede llegar a ser entendida, por tanto juzgada. Mover un pañuelo al viento no solucionará los problemas del Madrid, pedir la dimisión del presidente, afirman desde el club, tampoco es el camino.
Aún así, el mandatario se mostró dolido hasta el extremo. El próximo día 25 de este mes Florentino debe presentarse a juicio por los avales que definirían la convocatoria de elecciones inmediatas en el Madrid en caso de derrota. De ser así, Pérez podría dar un paso al lado. Apartarse del proceso. El desgaste de la presidencia empieza a hacer mella en la psique de un Pérez que lleva peor que mal las críticas. La vergüenza que pasó en el palco del Santiago Bernabéu ante abucheos, insultos y gritos que ponían en duda sus capacidades desde la grada son un duro golpe para un dirigente que ya protagonizó una espantada sonada al término de la era galáctica, en febrero de 2006. Queda dicho.
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