El empleado, cuyo nombre se mantiene en la sombra, no habla tan solo de dicho software sino que va más allá e informa de una supuesta web en la que los trabajadores pueden acusarse entre ellos si perciben la procedencia de una fuga informativa.
A su vez, asegura que su despido se debió a unas críticas sobre las condiciones de trabajo dentro de la compañía en Facebook. Por su parte, Google apunta que la demanda carece de base y defiende su compromiso con “una cultura interna abierta”.
La dura política interna de Google
Según el empleado, el ambiente distendido que intenta vender Google no es más que simple fachada. En la demanda alega detalles como que los trabajadores tienen totalmente prohibido escribir un libro sin el consentimiento expreso de la firma estadounidense. No se queda ahí. Tal y como relata, con la continua nebulosa de amenaza de despido sobre sus cabezas, los empleados no tienen permitido hablar sobre sus condiciones laborales entre ellos y, mucho menos, con los medios de comunicación.
Google responde que esta confidencialidad simplemente está ligada con la protección íntegra de la información del propio negocio. No obstante, el demandante entiende que se han quebrantado sus derechos como trabajador y los estadounidenses se podrían enfrentar a una multa de hasta 3.800 millones de dólares.
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