Nada es para siempre. Y menos si Florentino Pérez está de por medio. El presidente del Real Madrid se ha destapado en los últimos tiempos como un ser implacable. Cuando todo va bien, las palabras positivas y el optimismo rebosan. Ahora bien, cuando los resultados no llegan, todos corren a santiguarse.
Exactamente esto es lo que ha ocurrido en el seno del club blanco en los últimos días. Los resultados cosechados por el cuadro que entrena Zinedine Zidane no convencen. Falta regularidad. El record de imbatibilidad es agua pasada.
Tras caer eliminados de la Copa del Rey ante el Celta de Vigo, nada ha sido lo mismo. Cierto es que los blancos han convencido en la Champions, pero en la Liga acumulan demasiados tropiezos. El salvador siempre es el mismo: Sergio Ramos. Un defensa.
Tanto es así que tras perder ante el Sevilla y el Valencia, empatar en casa contra Las Palmas y pese a las sufridas victorias contra el Villarreal y el Betis alguien en Chamartín ha destapado la caja de los truenos.
El equipo ni siquiera convenció en el partido de vuelta contra el Nápoles. Y la consecuencia de todo esto es que Zidane está señalado. Nunca le perdonarán perder una Liga que se daba por ganada después de tantos años: no la ganan desde el segundo año de Mourinho (2012).
Ante esta situación de incerteza, se han disparado todas las inseguridades. Mientras que de puertas para fuera, la confianza se exalta en el Santiago Bernabéu, entre bambalinas se manejan otros informes.
Y atención estas palabras "Se repite en la directiva del Madrid desde hace meses y cada vez con más fuerza: si Zidane no gana nada, no seguirá. Y si gana, ya veremos".
Estas palaras han caido como una bomba de relojería. Por el momento, la información que se manejaba era que Florentino Pérez quería poner en marcha un nuevo proyecto con una limpieza total.
Sin embargo, en esta revolución la ficha que se iba a mantener intacta iba a ser la del técnico. El presidente blanco mantenía la confianza en el galo por todo lo que representa, pero ya no las tiene todas.
Como viene siendo costumbre en el Madrid, esta continuidad estará sujeta a los resultados. Si Zidane gana el doblete seguirá sin lugar a dudas. De lo contrario, todo puede cambiar. Este ambiente genera un incómodo runrún que le afecta directamente. Quieren dejarle trabajar tranquilo. Pero si a final de curso el casillero se queda a cero, algún rico empresario cenará fondue con carne francesa.
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