Rafa Benítez tira la toalla. Desde el día que puso un pie en el Madrid, Rafa advirtió de las necesidades de dar descanso al grupo, y en especial a los más castigados tras años de tirar del carro, entre ellos, Cristiano Ronaldo. Mientras el resto del grupo ha ido entrando en las famosas rotaciones que impone el entrenador, Ronaldo desactivó el participar en ellas con una conversación directa con técnico/presidente en la que aseguró que sería él, y nadie más, quien decidiera cuando tocaba parar.
Desde entonces el luso, explican desde dentro, ha arrastrado problemas de lumbalgia que ya sufrió la temporada pasada y han reaparecido en momentos puntuales de la presente, tendinitis en la rodilla, dolores que marcaron el encuentro frente al PSG en el Parque de los Príncipes o los que le pasaron factura en la recta final del encuentro en Balaídos. Situaciones de riesgo que Cristiano lleva al límite.
Lejos de formar parte de la misma política de prevención que Benítez impone al resto de la plantilla, Cristiano Ronaldo va por libre: se niega a descansar en cualquier partido de importancia aún y habiendo disputado con el Madrid 1.170 minutos. Una carga de minutos excesiva/innecesaria para un futbolista que vive con las alarmas de peligro continuamente encendidas. Ronlado, aseguran desde el staff, no admite que ha dejado de ser el futbolista explosivo de su llegada al Real: su físico, con la treintena superada, no responde por igual a las cagas/esfuerzos, y pide descanso a gritos. Un descanso que Ronaldo niega.
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